Lalachus desvela su nuevo brillo: "Me siento más hermosa que nunca gracias al amor propio" | Televisión | EL PAÍS

Son las ocho de la tarde y la calle Mayor de Madrid bulle de entusiasmos y resignaciones navideñas, con gente ocupándose en diversas actividades y contando las horas para que inicien o concluyan las festividades. En medio de este ajetreo, aparece Laura Yustres, conocida como Lalachus en el ámbito de la comedia, cruzando entre las multitudes que provienen del cercano teatro donde se graba "La revuelta". El maquillaje televisivo y su traje de pantalón rosa fosforito no le facilitan el anonimato, pero eso parece no importarle en absoluto. “Lala, te quiero”, le lanza al pasar una joven con diadema de reno. “Gracias, cariño”, responde ella, antes de ingresar al portal de la oficina de su representante, aunque el ascensor se avería y nos vemos obligados a subir a pie los cuatro —periodista, fotógrafo, representante y entrevistada— los cuatro pisos del elegante inmueble, que equivaldrían a ocho de un edificio estándar. Llegamos sin aliento, pero las impresionantes vistas del árbol de Navidad y del reloj de la Puerta del Sol, desde donde Lalachus y David Broncano darán la bienvenida a 2025, compensan el esfuerzo. Lalachus no cesa de contemplarlo. Sigue asombrada, comenta.

Todo el mundo me llama Lala, y si me dicen Laura, me preocupo porque lo que se viene es fuerte: ya sé que van a regañarme o a ponerme en mi sitio.

Más que la graciosa, era la gansa, la que siempre tenía predisposición al jaleo. Y luego, ya en petit comité de mi grupo, siempre era la que le sacaba la risilla a todo. Digamos que soy como esa prima o esa amiga payasa que tira migas de pan en las bodas, o sale al fondo de las fotos poniendo caretos.